Aunque con menos agua que hace tres semanas, igual de espectacular. Agosto hace mella en los acuíferos, está claro, pero el verdor, la frondosidad del camino, el olor de las higueras, entre otras cosas, hacen que esta ruta sea una de las más bellas realizadas hasta la fecha.
Cuando Pablo y yo hemos llegado a Bocairent, el pueblo nos esperaba engalanado para sus 'Danzas de San Agustín', fiestas que comienzan mañana mismo, y sentados en la plaza del ayuntamiento hemos recuperado fuerzas con unos cafés y unas tostadas con tomate. La vuelta, siendo en descenso, mucho más cómoda y rápida, a pesar de estar avanzada la mañana y apretar el calor. Unos baños en el Pou Clar y regreso para comer en el restaurante con Julia.
Al ser la tercera vez que hago este camino ya te fijas en las cosas pequeñas... que en los riachuelos que aún llevan caudal se pueden ver ejemplares de cangrejo (ojo, el autóctono que no el rojo americano... esto lo sé por Pablo, que es el 'Félix Rodríguez de la Fuente' de la familia), que las moras están listas para comer, que a los higos silvestres aún les queda un poco todavía y ya empiezan a estar picados por los pájaros, que hay abundantes colonias de perdices, etc.... Ni que decir tiene que es una ruta para pasar el día, o no, a elegir, pero en cualquiera de los casos un lugar muy hermoso para disfrutar.
Ahhh, por cierto...
Valoración: 5 *****
Muy recomendable.
