sábado, 6 de octubre de 2012

Vinalopó River & Castle, Masía Guilella.


Primer sábado de un mes de octubre que, supuestamente, estará lleno de actividades y emociones intensas.
Pero, para comenzarlo, hoy hemos elegido una ruta sencilla.


 



Una de las novedades ha sido que al grupo habitual (José, Pablo, Brutus, Yuma y yo) se ha unido Sergio, mi hermano.

El sendero elegido ha sido una variante del que Pablo y yo hicimos hace unas semanas: El nacimiento del río Vinalopó.
Esta vez, y saliendo desde la población de Banyeres de Mariola, hemos tomado el camino de la Sierra, desviándonos por la senda que atraviesa Els Bruchs hasta llegar hasta el lecho seco del río, remontándolo por el camino paralelo para llegar a la altura de la Casa de la Rambla, rodeando el Alt de les Porretes, esta vez por vía pecuaria. 


 
Llegamos así hasta el camino que conduce a la Masía de Guilella, la Nova y la Vella; dos edificaciones, una enfrente de otra, que nos muestran el esplendor que hubo, y aún hay, en esta zona.
 


Masía y Ermita de Guilella la Nova.
Esta curiosa masía situada en el corazón de la Sierra de Mariola, a los pies del Castellet del Vinalopó y en las proximidades de la Font de la Cova, parece haber sido construida a finales del s. XIX o principios del XX.
Se trata de una finca perfectamente conservada, pintada de un llamativo color amarillo, y que mantiene un aspecto palaciego poco habitual en estas tierras, reforzado por su torre rematada en agudo chapitel.
En la parte posterior de la casa se encuentra la ermita o capilla, construida en el año 1948, con sólidos contrafuertes en su lado exento, amplios ventanales en la cabecera y espadaña con campana en su hastial.


Masía y Ermita de Guilella la Vella.
Muy próxima a la anterior se encuentra la Masía de Guilella la Vella, edificada en el s. XVIII y en el pasado espléndido edificio; hoy se halla semiabandonada y dedicada a tareas agrícolas y de almacén, junto a otras dependencas más modernas.
Poseía una ermita u oratorio, como atestigua una espadaña sin campana en lo alto de una de sus fachadas. También pueden verse un escudo nobiliario sobre la puerta, diversas cruces grabadas en los paramentos y un interesante reloj de sol.

Continuamos nuestro camino por la pista y a la altura de la Casa Torretes la abandonamos tomando un sendero, apenas visible, que nos sube hasta el Castillo del Vinalopó.





Hermoso mirador, donde hacemos una parada para beber, refrescar a los animales y fumarnos unos cigarrillos. Desde este lugar se contempla gran parte de esta sierra y algunos de sus puntos importantes.



Bajamos por la ladera que lleva al cauce del río y, desde aquí, ya podemos ver como el agua empieza a correr tímidamente. Llegamos hasta la Font de la Coveta, principal surtidor del Vinalopó, donde el Río comienza a escribirse con mayúsculas.






Las aguas llenan todos los rincones y la vegetación es rica y abundante.
Brutus aprovecha cualquier ocasión para lanzarse al agua. Se lo pasa en grande.


Pequeñas cascadas y amplios remansos hacen el camino entretenido y ameno. Momentos para plasmarlos en las instantáneas.



Llegamos hasta la Fábrica de Blanes, con su descuidado y gran edificio y su alta chimenea.
Aquí tomamos el desvío que nos lleva hasta el pueblo, dejando los márgenes del río.



Por la empinada senda que nos conduce hasta el Plá Roig y el polideportivo de Banyeres, donde tenemos los vehículos.
Unos minutos para refrescarnos y cambiar impresiones y... de vuelta a Alicante.
Han sido algo más de 10 sencillos kilómetros hechos en poco más de 3 horas, con paradas incluídas. 
 
 
Valoración: 3***
Recomendable: Sí, por supuesto. Es una ruta muy interesante y con múltiples variantes.